martes, 5 de febrero de 2008

Las Cenizas de Orion sobre el puente del Tannhäuser

RELATO. Dedicado a quien dijo: "Eloísa está debajo de Mi Sueño"

Érase una vez un chico que confesaba ser hijo de un pez y una diosa. Que contaba que se desvanecía, que era cenizas...
Irónicamente decía: No existir.
Su nombre: Orion.
Adoraba a Wagner
y solía decir que Wagner nos ama cuando oimos su música.

Wagner Me Ama.

Y aspiraba el humo del cigarro, tan lentamente, que se oía el suspiro de la respiración soltando sus amarras. Y así... Estela, sentada frente a él en un bar tertuliano, lo escuchaba..., como si Orion describiese la melodía infinita wagneriana. Oir a Orion, podía fácilmente confundirse con un poema de Apollinaire. Ambos conversaban al 100%, como parte íntima, de un Coro de Peregrinos.

Orion no quiso recibir los besos de Estela como saludo preámbulo, porque, al no existir, se consideraba férreamente un sueño y los sueños, los pensamientos, no besan. Y menos... han de ser besados.

Estela, atendía su relato:

Orion, cada dia, se veía obligado a olvidarse de sí mismo. Y realmente moría y realmente era cenizas. Y lo argumentaba con la destreza de la lógica del absurdo.Era la tragedia del razonamiento. Porque realmente El moría por ser Nada. En un cansancio intelectual exacerbado por las circunstancias.
No quería inventarse un lenguaje para ser como todos. No era uno mas.
Y se animaba en sus disertaciones, poco a poco, viendo reflejada la chispa surrealista en Estela.
Orion era vendedor de maquinaria de un centro comercial.
- El silencio- recalcaba- el silencio mata. A
menudo, tengo conversaciones inventadas mientras la monotonía invade los espacios de mi trabajo. Y desconecto...
Y parecía
“querer SER ” cuando comunicaba a Estela que a él le resultaba muy alentador que los sueños la inspirasen.

- Contigo siento : me siento... "Ser" - Le confesaba ya cayendo la noche .Nunca mentiría a una desconocida. Sin embargo, a mí me da fuerzas mentirme cada dia.

Y preguntaba distraídamente:
- ¿Amas tus sueños, Estela ?

Y Estela sonreía un poco a medias, arqueando la ceja con lujo de cinismo.

Y volvía a preguntar:
- Pero, además: ¿te aman tus sueños?

Y Orion resolvía que la ceniza es un sueño inerte.

Y ella contrarrestaba:
- El sueño inerte o la ceniza es como una cocaína gris.
La memoria es la coca del olvido y

te advierto que no desearía que estimulases otro don que el absurdo en mí, ya que podriamos caer en la cuenta de que nos quedan 9 vidas. Y reía, reía tan bien, como podía, ante lo obvio: su propia capacidad de sarcasmo existencial.
La muchacha acabó apoyando la cabeza sobre la palma de su mano.

Orion la miró un rato en silencio:

- Eres mi sueño -mientras sostenía fijamente la mirada de ella- .No debes convertirte en cenizas. Me gusta tenerte sin tenerte. Eres interesante. Eres mi sueño.

- No lo hagas tuyo, - puntualizaba ella.

- Deacuerdo. Lo miro. Lo sueño, aprendo, me aportas, ganas...

- Déjalo estar. El efecto será mejor. Dijo Estela pausadamente mientras echaba parte de su pelo suelto hacia atrás y se sentía fuerte y distante como una sirena sin corazón.
Si eres suficientemente listo, aprenderas de la experiencia de desaparecerte y volver a crearte. Solo debes amar la marejada. Y no tener miedo a ninguna Ola.

- Las olas del ... que son la nada.

Estela tenia la mirada en un punto infinito sobre las cumbres del castillo anaranjado de su ciudad. Todo era tan irreal como el propio convencimiento de que nada era una mentira. Todo era claro o difuso como el peregrinaje a ninguna parte o el hermoso cruce de un puente de luciernagas.

-La niebla. Todo es niebla. La nivola, novola (Unamuno). ¡ Soy un simple vendedor de maquinaria de jardín y dios es ceniza! - y entonces Orion golpeó la mesa con impotencia... Las cucharillas, las tazas y sus ojos temblaron ese instante.

- ¡Dame un beso y cállate bobo, tanto pensar¡ – arremetió ella apasionada

- ¡Beso uno por uno y rozo todos tus pensamientos, tus ideas¡ No quiero que seas un sueño de cristal. Tengo que irme. No quiero fastidiar esta conversación de seres refractarios y un poco locos. Estoy cansado y prefiero hablar contigo mas surrealista. No soy como los demás.

Y Estela pensó:

- yo tampoco soy como los demás, quizás, por eso, sea preciso confundirnos con el resto de criaturas ( junto a las mas convencionales, al lado de las más insólitas) y pasar completamente inadvertidos...

Así que se levantaron, apretaron sus manos en un gesto casi tierno y olvidaron la mitad del café.

El dobló la esquina, meditando en silencio cada paso en un in crescendo desoladoramente humano y rotundo. Estela lo miraba alejarse con inquietud mientras ponía sus guantes de lana de aquella manera... un tanto ritual.
Cada dedo.
Uno por uno.
En su traje protector.

7 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Ya he vuelto de tu mundo, cuando leí el título pensé en Blade Runner, después en Jardiel Poncela, y ahora en tu cabecita impresionante.

Aturdido pero contento.

Supongo que me perdí más de la mitad pero hice lo que pude.

Besos.

JUANAN URKIJO dijo...

Orion es todo un seductor. Hay algo de la historia que persuade, después envuelve y luego... extravía. A mí me ha sucedido. Pero no es raro: divago y me pierdo con facilidad en el universo de las imágenes...

Besos, Eloise.

Belén dijo...

Las almas puras se tienen que proteger, de una forma u otra...

Y él, querida, era mucho, era algo mas que un ser...

besos

Damasco. dijo...

Me gusta tu navegar, seguiré por estos mares.

Besos

Pedro Jorge dijo...

Lo que Estela dice... "quizás, por eso, sea preciso confundirnos con el resto de criaturas" ...es todo un arte, quien lo domine, sobresaldrá.

Anónimo dijo...

Orión necesitaba leer su propio relato para confirmar lo que era... lo que sentía. Como Augusto en "Niebla" (nivola de Unamuno)

Eloisemoi dijo...

Gracias a todos LOS QUE OPINASTEIS y pasasteis por el trance de leerme jejeee.
Y gracias a SIRENO por aparecer MAGICAMENTE.