Los pájaros persisten su canto en los balcones.
Y los colores se revelan vulnerablemente.
Suena el lánguido roce del agua, ese que se escurre en en presente y resbala por el margen del tiempo.
El trabajo se hace íntimo y apasionado como un bordado de tejidos internos.
Por eso se entorna la puerta a lo demás:
llegan ecos de Festivales de Cine, obras de Metro, el hogar que espera, el coche que espera, los viajes que esperan, la burocracia que espera... los políticos que confeccionan difícilmente política.
Y yo y las ausencias quedamos precipitados como lluvia sobre el tejado del patio y prendas recogidas. Solo me permite trabajar y trabajar y éste pequeño intermezzo de post.
Debo tener en el corazón nubes cargadas.
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5 comentarios:
Sólo por la lluvia ya me parece bonito.
Besos.
... Para las nubes, paraguas de bonitos colores.
:)
Pequeño post... pero precioso y completo.
Agatha Blue*
mira que me ha gustado la imagen del piano con colorines. Las nubes traen agua y dan vida, besitos
No me hables de ausencias que me pongo triste yo también :(
Que mal las llevo :(
Besos!
qué puñeta estos días grisis... es una sobredosis de melancolía... aggg... Me alegraste la reina con los colorcitos de los carretes... son un arco iris... Besos... pau
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