Una de tantas historias

Recortes de: Felicidad/Infelicidad/Felicidad

Ellos... que se quisieron tanto.

Que tenían un perro.
Siete plantas y geraneos de colores en el balcón.
Dos plazas de garaje.
Una mesa minúscula para los desayunos.
Un tostador medio vencido.
Hipoteca y demás facturas.
Dos tumbonas; y gorras y bufandas que usaban indistintamente.
Ellos que tenían una aspiradora sin estrenar y cortinas recién puestas.
Dos familias que les preparaban sus platos y postres preferidos con una sonrisa de lo mas tierno.
Ellos que andaban desnudos por la casa... y pisaban ese suelo de parquet que habían deseado y ya lo habían conseguido. Ellos que a veces gruñían por meterse el uno primero que el otro en la ducha y como resultado acaban haciendo el amor por los pasillos después de llenar la bañera de burbujas un día de stress.
Ellos que invadían el sofá primero uno, luego otro... siguiendo con la mirada la presencia del otro hasta acabar entrelazados en un calor insustituíble.
Ellos que conocían de memoria el olor a crema o espuma de afeitar del otro. La fragancia de ese mismo gel. El sabor de la pasta de dientes ... ellos que se apoyaban cada noche en la almohada para susurrarse privilegios y pequeños avatares.
Ellos que se llamaban durante el día por teléfono con tanto mimo y se mandaban salvajes y romanticos sms para cuidar sus vaivenes.
Ellos que se perdonaban los malentendidos con una broma y luego improvisaban una peli o una excursión al mar o la montaña, un simple café o un paseo agarrados de la mano.
La pareja que soñaba con casarse y tener hijos. Y poner a sus pequeños una bañera de plástico todos los veranos en el jardín de casa y rellenar marcos con fotos...
Ellos que empujaban el carrito de la compra como tantas otras parejas y sabían que alguna sorpresa caería dentro, sin avisar, para el mismo o para el otro.
¿ Qué Diablo hace romper los Encantamientos?

Qué maldito veneno rompe el milagro. ¿ De verdad se conocían? ¿ Por qué ella se dejó seducir...?
Cómo explicar que, de un día para otro, los amigos comunes quedaron: divididos.
Así como sus vidas.
Del mismo modo que el ex de ella desapareció en la tormenta.
Y aquel perro sacudía su cuenco sin comida un día y otro... y las plantas y los geraneos se secaron.

Y El no dejó de llorar y pasear por la playa. A veces por fuera, muchas otras por dentro...lágrimas como gusanos impotentes. Y su corazón, entró en un coma extraño. Un coma que le hacía contar historias diluídas...en un fenómeno de ilusión pasajera.
Ella: dios sabe, si lo pensó o no lo pensó. Después de eso, todo fue limpio igual que un folio rasgado en dos.
Y pasó que El huyó lejos, se estableció en otra ciudad y se hizo con tres preciosas gatas que jugaban con el al llegar a casa. Cada una con su carácter independiente. Independientes pero cariñosas.
De ella no se sabe mucho. Cambió de coche. Cambió de cama. Y siguió viviendo en el barrio.
Como todas las historias, apareció una chica. Una distinta. Que supo perdonar cientos, cientos de mentiras vulnerables por parte de El. Una chica con lente de amor en su mediana inteligencia. Que sabía ir y venir. Mirarlo, mirarlo casi sin verlo. Y tocar su sonrisa con el tacto preciso.
Y aunque a rachas.
Y aunque a pequeños escozores de emoción.
Aunque a abrazos un poco imposibles: él empezó a creer de nuevo.
De soñar a ... la posibilidad de llegar a querer.
QUERERLA.

Y ésta es solo: una, de tantas historias ...